“No me contratan porque no tengo experiencia y no tengo experiencia porque no me contratan”.
¿Te sientes identificado/a?
Tranquilo/a, nadie nace sabiendo. Los comienzos, a veces, pueden ser duros y dar con una primera oportunidad laboral puede convertirse en toda una odisea.
Pero por algún sitio habrá que empezar, ¿no?
Vamos a darte unos tips que, sin ningún tipo de duda, te ayudarán.
En tu curriculum…
Está claro que, si no has trabajado todavía (o apenas lo has hecho), tu experiencia laboral no será lo más destacable de tu CV.
Por eso te animamos a que des relevancia a lo que SÍ tienes y que te hace apto para el puesto de trabajo al que aspiras: la formación y conocimientos/habilidades/herramientas.
- Detalla tus estudios: no hace falta que pongas dónde y cuándo estudiaste la primaria, pero sí que es importante mencionar los estudios superiores, incluyendo fechas e institución/es académica/s donde estudiaste. ¡Y no olvides los cursos! Es formación complementaria que supone un plus en tu perfil profesional.
- ¡Idiomas, querida! Tener un nivel alto de inglés, saber francés o dominar el japonés puede conseguir que, aun sin experiencia, seleccionen tu perfil. Obviamente no es una carta blanca para acceder a cualquier puesto, pero sí que te puede ayudar a decantar la balanza hacia tu lado.
- Ofimática, Adobe… ¡No te dejes nada! Si tienes conocimiento de cualquier aplicación, programa, sistema operativo, etc, añádelo como ‘hard skills’ (e indica el nivel; tampoco queremos que te pidan proezas de Photoshop si sabes lo justo).
- ¡Véndete! Tienes mucho que ofrecer, así que añade un apartado de ‘soft skills’ con todas aquellas habilidades sociales que posees: creatividad, trabajo en equipo, flexibilidad, compromiso, resiliencia…
Y, sobre todo, ¡no olvides que las prácticas también cuentan como experiencia laboral! Si has tenido contratos de formación durante tus estudios, refléjalos en tu CV: detalla la compañía y el período en el que estuviste ahí, qué funciones hacías, logros y qué aprendiste.
Hay mundo más allá de la experiencia laboral como tal, ¡pero hay que venderlo bien!
¡La actitud lo es (casi) todo!
Compensa la falta de experiencia laboral con una carta de presentación que recoja tus motivaciones y el interés que tienes en trabajar en esa compañía. Habla sobre ti mismo y, de nuevo, véndete: ¿por qué deberían contratarte? ¿Qué les puedes ofrecer?
Puede que no tengas experiencia, pero sí muchas ganas de aprender y motivación para hacer que tanto tú (en el ámbito profesional) como la compañía crezcáis juntos.
Eso sí, no pierdas la humildad y sé coherente, ¡no te vengas demasiado arriba! Muestra seguridad, pero nunca arrogancia.
¡Haz contactos!
El networking es importantísimo, tanto si tienes experiencia como si no. Nunca sabes dónde puede surgir la oportunidad que tanto ansías y conocer a alguien dentro de la organización puede ayudarte a meter un pie dentro.
¡Dales caña a tus redes sociales!
Relacionado con el punto anterior, las redes sociales son una excelente vía para el networking. Especialmente LinkedIn, pues es tu mejor oportunidad para llegar a los responsables de recursos humanos, es decir, los encargados de seleccionarte o no para un puesto de trabajo.
¿Te interesa una vacante? Pues busca al encargado de ese proceso o de la selección/RRHH dentro de la empresa en cuestión (en LinkedIn puedes ver los empleados de las compañías) y conecta con él/ella. Es la manera más directa de hacerle llegar tu candidatura y tener una primera toma de contacto.
Contrato de prácticas
Aquí es importante diferenciar entre contracto de prácticas y contrato de formación. Lo que comúnmente llamamos ‘prácticas’ en la universidad o el ciclo formativo son en realidad un contrato de formación, para el que es obligatorio firmar un convenio con la institución educativa.
Entonces, te preguntarás, ¿qué es un contrato de prácticas?
Es un contrato de trabajo para que el trabajador/a en cuestión obtenga la práctica profesional adecuada al nivel de estudios cursados, por lo que supone una gran oportunidad para conseguir la experiencia que te está dificultando tanto la búsqueda de empleo.
“No se trata únicamente de adquirir experiencia en un trabajo determinado, sino también de que esa experiencia actúe sobre los estudios cursados.”
¿Y qué requisitos tienes que reunir para poder optar a este tipo de contrato?
- Estar en posesión de un título universitario o de formación profesional (CFGS o CFGM). Es decir, haber finalizado tus estudios.
- Que haga menos de 5 años (7 en caso de un/a trabajador/a con discapacidad) desde que finalizaste dichos estudios.
El contrato puede tener una duración mínima de 6 meses y máxima de 2 años (se pueden realizar prórrogas, pero sin superar el período máximo estipulado). La retribución no podrá ser inferior al salario mínimo interprofesional ni al “60% o al 75% durante el primero o el segundo año de vigencia del contrato, respectivamente, del salario fijado en convenio para un trabajador que desempeñe el mismo o equivalente puesto de trabajo” (Portal PYME).